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Muy conocida en el ámbito teatral, la hipnosis se convirtió en un espectáculo sorprendente porque aparentemente, un individuo de mirada penetrante, ademanes exagerados, voz imperante y vestimentas bastante extrañas, logra dominar la voluntad de la persona que tiene enfrente. Sin embargo, esa descripción no es tan certera como su apariencia nos hace creer.

 

Ningún tipo de hipnosis puede realizarse SIN LA AUTORIZACIÓN del otro. En un medio CLÍNICO, el hipnólogo utiliza la voz de forma diferente para dialogar con la subconsciencia; lo que permite indagar de manera agradable en la mente oculta sobre el origen de algunos trastornos anímicos, psíquicos y conductuales que podemos modificar en equipo: terapeuta y paciente.

 

Debe tenerse en cuenta, siempre, que el paciente nunca cede su voluntad.

 

Con el permiso de quien viene a terapia, podemos guiar metodológicamente a un encuentro con los recuerdos que originaron una tensión emocional, que hoy día están generando un malestar en cualquier área de la vida: consigo mismo, familiar, laboral, espiritual, de pareja, escolar y sus derivados.

O, si no es por los recuerdos, con los símbolos oníricos de la misma mente subconsciente (nuestra área de trabajo). Trabajamos con los símbolos de las realidades que aquejan.

 

A la hipnosis clínica, por desinformación, se le teme o rechaza. Hay quienes lo hacen porque creen que:

 

• “Es brujería, cosa del diablo”

• “El hipnotista tiene poderes sobrenaturales”

• “Te duermen y haces cosas que no quieres hacer”

• “Controlan tu mente”

• “Extraerán verdades que no quieres revelar”

• “Sólo sirve para tontos de mente débil”

• “A mí nadie me domina”

• “Si Freud, siendo la eminencia que fue, negó su eficacia, es obvio que no sirve como terapia”

• “Es sólo un placebo, no llegas al origen del problema”

• “Es sólo placebo, si crees en eso sirve, si no, no”

• “Puedes quedar dañado porque alteran tu mente”

• “Te quedas en el viaje”

 

Por supuesto, todo lo anterior es falso.

Aunque utilizada desde hace milenios, la hipnosis cayó en desuso hasta reaparecer como terapia con las prácticas de Mesmer, las escuelas de Nancy, Charcot y Erickson. La clave de todas estas técnicas está en que acompañan al paciente hasta su mismo subconsciente, donde radican el 95% de las decisiones –inconscientes- y por consiguiente su vida. Como aseguraba el eminente psicólogo y psiquiatra, Carl Gustav Jung: “Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”.

 

La hipnosis clínica actual, es más explícitamente, una terapia derivada de las estrategias del psiquiatra, Milton Erickson, por lo que también se le llama: Hipnosis Ericksoniana. Se ha ido sistematizando con el tiempo y combinando con otras, dando origen a disciplinas comerciales y de salud como PNL, metáforas por scripts, hasta llegar a la psicología del marketing o las terapias de vidas pasadas y sanaciones por perdón, donde cada profesional imprime su dirección personal.

 

En la Hipnosis como terapia, pre suponemos que todo el conocimiento ya está dentro de nosotros. La terapia, que puede constar de algunas sesiones, afianza de manera natural el conocimiento olvidado del individuo que le hace falta hoy. Vamos al pasado de manera agradable por recursos; resolvemos el presente con una nueva visión de los acontecimientos, o nos visualizamos al futuro para impulsarnos a lograr una meta. Así, re-aprendiendo, disfrutamos de la experiencia hipnótica de manera saludable, duradera y trascendental.

 

Siendo así, los campos de auxilio emocional, mental y físico, abarcan:

 

• Ansiedad/Nerviosismo

• Depresión

• Disfunciones sexuales

• Algunas disfunciones del habla

• Liberación Emocional

• Ansiedad

• Histeria

• Superación de la muerte de un ser querido

• Autoestima

• Vidas pasadas

• Superación miedos y fobias

• Baja de peso

• Motivación

• Logro de metas

• Mejora de los estados mentales y emocionales

• Corrección de conductas

• Autoconocimiento

• Disciplina

 

Control de Peso Hipnosis
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